Los seres humanos por lo general, estamos en contra de la mentira, pero la justificamos de alguna manera para evitar los juicios de los demás y evadir situaciones incómodas. Por otro lado,en ocasiones, somos tolerantes, Incluso a veces sabiendo que nos mienten, estamos dispuestos a creérnoslo.
“Los estudiosos definen la mentira como la manera que llenamos el espacio entre donde estamos y donde quisiéramos estar”
La mentira es un acto cooperativo en cierta medida, y solo recobra importancia en la medida que alguien está dispuesto a creerla.
Muy pronto en nuestras vidas en nuestras vidas empezamos a entrenarnos en el uso de la mentira, por ejemplo, nos damos cuenta de que nuestro bebe llora y al acercarnos interrumpe el llanto para oír si vamos hacia él, si decidimos darnos la vuelta, lo retoma donde lo había dejado.
Evolución de uso de la mentira:
Los niños de 1 año ocultan
Los niños de 2 años disimulan
Los de 5 años son los maestros de la manipulación
A los 9 maestros descubren el encubrimiento
A los 12 años mienten a los padres en 1 de cada 5 interacciones
Los adultos llegamos a una sociedad llena de engaños algo que llaman la sociedad de la post-verdad
Somos muy ambiguos en relación a la verdad, para muchos, la mentira forma parte de su vida cotidiana y laboral.
Las investigaciones han arrojado datos curiosos:
- Cada día nos mienten entre 10 y 200 veces (muchas piadosas).
- Mentimos en 3 ocasiones en los primeros diez minutos, cuando conocemos a alguien.
- Mentimos más a extraños que a compañeros de trabajo.
- Los extrovertidos mienten más que los introvertidos.
- Los hombres mienten más sobre ellos y las mujeres mienten más para proteger a los demás.
- En los matrimonios se miente en 3 de cada 10 interacciones.
Mientras más evolucionados somos, manejamos mejor la mentira. La psicóloga “Penny” Patterson, en la universidad de Stanford, trabajó con gorilas durante 30 años, enseñándole el lenguaje de los signos, un día el gorila Koko, que tenía un gato muy querido, tuvo un mal día y arrancó un lavamanos de la pared, al ser cuestionada sobre esto, Koko contestó que había sido obra del gato.
Aun cuando nos consideremos personas honestas, en ocasiones estamos dispuestos a mentir, por ejemplo: Cuando alguien nos pregunta si nos parece que está bien vestido, o si te gusto como canto una canción, etc.
Un defraudador, compartió, la regla de oro de las mentiras: todo el mundo está dispuesto a darle algo para conseguir lo que desea y en esencia ese es el problema.
Les propongo el siguiente postulado:
“Todos los comportamientos tienen en su origen una intención positiva”, todo lo que hacemos en la vida o nos sirve para algo, o nos protege de algo o nos previene de algo.
¿Cómo nos ayudaría buscar la intención positiva a la hora de decidir mentir?
¿La mentira que estamos a punto de decir, para que nos sirve, acaso aporta reconocimiento, seguridad, importancia, etc.?
¿O de que nos protege, si dijéramos la verdad perderíamos autoridad, confianza, el afecto del otro, etc.?
¿Estaríamos protegiendo nuestra identidad, nuestro prestigio, nuestra posición, etc.?
Muchas veces las respuestas a esas preguntas, nos hacen ver que la mentira no se justifica, que es un acto en ocasiones automático que nos aleja de ser lo que realmente somos. Piensa que el carácter es, quien eres en la oscuridad y que estamos viviendo en un mundo en el que cada vez se hace más importante transmitir nuestro código moral.
Una mentira es como una bola de nieve; Cuánto más rueda, más grande se vuelve. (Martin Lutero )
Yliana Ledezma Jesurum – Junio, 2017