El pasado fin de semana tuve la oportunidad de asistir a un encuentro de coaches estratégicos, organizado por Tino Fernández Valls, en Galicia.
Nos reunimos alrededor de 50 Coaches de diferentes partes del mundo, cada uno con una historia personal y profesional, en su mochila.
Teníamos en común el hambre de aprender, de compartir, de crecer, nos unía también la necesidad de contribución, de trabajar en nuestro crecimiento para desde allí, desde un ser y estar mejor, poder aportar más potencia y efectividad al desarrollo de nuestros clientes, aquellos que nos han elegido como compañeros de viaje para alcanzar sus objetivos y que depositan su confianza en nosotros.
En ese clima ávido de dar y recibir desde el corazón, abiertos a ser quien somos con nuestras debilidades, a mostrarnos vulnerables, a apoyar a los compañeros desde nuestras fortalezas, de pronto nos vimos rodeados de una enorme energía individual y colectiva.
La energía está intrínsecamente asociada al movimiento, justo eso fue lo que pasó, muchas historias personales que recorrieron el camino entre donde estaban y el lugar en que querían estar; unos recuperaron aquellas fortalezas que tenían olvidadas, ahora son más grandes; otros identificaron obstáculos que les hacía difícil llegar a conseguir lo que buscaban y los dejaron atrás; otros reafirmaron sus fortalezas, muchos momentos de claridad y todos aprendimos.
Llegar con hambre, deseos de crecer, actuar desde el entendimiento sin que los juicios de valor formen parte de la ecuación y sabiendo que somos fuertes cuando nos adueñamos de nuestras vulnerabilidades fue clave para crear ese entorno de contribución del que todos salimos beneficiados.
En conclusión, compartimos, nos apoyamos, reímos, lloramos, vivimos momentos felices, otros no tanto, pero en fin todos nos fortalecimos.
Mi reflexión para los lectores es la siguiente, si se puede crear está sinergia entre 50 colegas, ¿a donde llegaríamos en nuestra vida, promoviendo situaciones similares en cada uno de nuestros entornos: familia, trabajo, amigos, etc.?
La respuesta es, si se puede, ¿Cómo? Mantén el hambre de crecer, entrégate cómo eres, contribuye desde tus fortalezas y recibe con humildad, muéstrate vulnerable esto te hace grande.
El que da con entrega, recibe con abundancia. En la abundancia no cabe la ni la frustración, ni el dolor ni la tristeza, solo el agradecimiento.
¡Gracias a Tino Fernández Valls, gracias al equipo de apoyo y gracias a los compañeros!